DESDE EL DEPA: JOSÉ ANTONIO GARZA TRISTÁN
Las Desgracias y Los Hidrocálidos
RECINTO SAGRADO. A unas cuantas horas están apunto de escribirse un maremagno de tragicomedias, relatos y fabulas procedidas directamente desde los separos. El gobierno federal está lamentando penosamente una perdida resultada de un accidente aéreo, pero en Aguascalientes estamos indignados.
Las Desgracias y Los Hidrocálidos
RECINTO SAGRADO. A unas cuantas horas están apunto de escribirse un maremagno de tragicomedias, relatos y fabulas procedidas directamente desde los separos. El gobierno federal está lamentando penosamente una perdida resultada de un accidente aéreo, pero en Aguascalientes estamos indignados.
El pasado día cuatro de noviembre del año en curso fuimos testigos de un aparatoso accidente que no solo borró del mapa al secretario de gobernación y al titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), sino que varias familias perdieron a algún ser querido, esto en definitiva marca el actual sexenio. Se manifiestan discursos arrogantes aludiendo tácitamente al crimen organizado, también se exhiben los especialistas presentando y detallando las fallas, causas, y demás factores que propiciaron la dramática caída de la aeronave.
Pero mientras son peras o manzanas pasemos a lo indignante, al menos eso es lo que sentimos la sociedad aguascalentense al sabernos vulnerables de transformarnos en delincuentes de la noche.
¿Qué pasa cuando las libertades se agotan o están en proceso de agotamiento? Estamos apunto de librar un periodo de fatalismos por el famosísimo alcoholímetro y los tan temidos embudos policiales, aquel que incurra en el delito de conducir alcoholizado (y no precisamente borracho y azorado) tendrá que superar una rigorísima prueba antes de que le secuestren su vehículo, lo asalten con una multa exorbitante y lo pongan tras las rejas, realmente parece una medida injusta con todo y lo que en Aguascalientes estamos acostumbrados a presenciar a diario, ¿pero a esos extremos hemos llegado?, Nos prohíben fumar en restaurantes, bares, cantinas, cafeterías y demás lugares de esparcimiento, ahora nos quitan nuestro estilo de vida. Los motivos evidentes tendrían que ser -claro- en esta ciudad el fin de semana comienza el miércoles, se consumen bastantes cantidades de alcohol, pero de cuando acá todos nos convertimos en delincuentes, de cuando acá la posibilidad de llegar a los separos es elevadísima. Mientras todo el mundo se preocupa por la economía y la falta de liquidez, acá en México nos preocupamos por eso mismo y la inseguridad, y aquí en Aguascalientes encima de alarmarnos por el estado grave de la economía mundial y por la delincuencia y la inseguridad por la que atraviesa el país, nos tendremos que intranquilizar aun por no convertirnos en delincuentes después de convivir con nuestra gente.
Esa libertad de la que hablo y hago alarde es por mucho la habitual vida de la sociedad hidrocálida, de hoy en delante tendremos que acostumbrarnos a la angustia y esperemos que de todo esto queden secuelas positivas y no sea simplemente una nueva alcancía para el erario público, como siempre tendremos que resignarnos a confiar en nuestras autoridades y también resignarnos a evitar divertirnos.
La noche dejara de ser nuestra cómplice, nuestros amigos dejaran de ser divertidos, los elementos de seguridad tendrán más trabajo y los conductores serán más concientes, pero esto es lo que pasa hoy, ¿mañana quién sabe?, quizá delinquiremos por mal hablar o por mal vestirnos. Las leyes son efectivas cuando son buenas y también son injustas cuando nos apuntan, pero es verdad que tarde o temprano alguien nos habría de frenar, y mientras tanto tomemos conciencia cuando tomemos.
Pero mientras son peras o manzanas pasemos a lo indignante, al menos eso es lo que sentimos la sociedad aguascalentense al sabernos vulnerables de transformarnos en delincuentes de la noche.
¿Qué pasa cuando las libertades se agotan o están en proceso de agotamiento? Estamos apunto de librar un periodo de fatalismos por el famosísimo alcoholímetro y los tan temidos embudos policiales, aquel que incurra en el delito de conducir alcoholizado (y no precisamente borracho y azorado) tendrá que superar una rigorísima prueba antes de que le secuestren su vehículo, lo asalten con una multa exorbitante y lo pongan tras las rejas, realmente parece una medida injusta con todo y lo que en Aguascalientes estamos acostumbrados a presenciar a diario, ¿pero a esos extremos hemos llegado?, Nos prohíben fumar en restaurantes, bares, cantinas, cafeterías y demás lugares de esparcimiento, ahora nos quitan nuestro estilo de vida. Los motivos evidentes tendrían que ser -claro- en esta ciudad el fin de semana comienza el miércoles, se consumen bastantes cantidades de alcohol, pero de cuando acá todos nos convertimos en delincuentes, de cuando acá la posibilidad de llegar a los separos es elevadísima. Mientras todo el mundo se preocupa por la economía y la falta de liquidez, acá en México nos preocupamos por eso mismo y la inseguridad, y aquí en Aguascalientes encima de alarmarnos por el estado grave de la economía mundial y por la delincuencia y la inseguridad por la que atraviesa el país, nos tendremos que intranquilizar aun por no convertirnos en delincuentes después de convivir con nuestra gente.
Esa libertad de la que hablo y hago alarde es por mucho la habitual vida de la sociedad hidrocálida, de hoy en delante tendremos que acostumbrarnos a la angustia y esperemos que de todo esto queden secuelas positivas y no sea simplemente una nueva alcancía para el erario público, como siempre tendremos que resignarnos a confiar en nuestras autoridades y también resignarnos a evitar divertirnos.
La noche dejara de ser nuestra cómplice, nuestros amigos dejaran de ser divertidos, los elementos de seguridad tendrán más trabajo y los conductores serán más concientes, pero esto es lo que pasa hoy, ¿mañana quién sabe?, quizá delinquiremos por mal hablar o por mal vestirnos. Las leyes son efectivas cuando son buenas y también son injustas cuando nos apuntan, pero es verdad que tarde o temprano alguien nos habría de frenar, y mientras tanto tomemos conciencia cuando tomemos.
JOSÉ ANTONIO GARZA TRISTÁN 15/11/2008 para dePeda.tk
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